Ubicada a unos 35 minutos en coche desde Granada y aproximadamente a 1,5 horas de la Costa Tropical, la Villa Romana de Salar se encuentra en el pequeño pueblo de Salar, en la comarca de Loja. Este fascinante yacimiento arqueológico, descubierto por casualidad en 2004, ofrece una visión única del esplendor y la sofisticación de las villas romanas en Hispania. En 2021, fue declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Zona Arqueológica.
En los últimos años, la Villa Romana de Salar se ha convertido en un punto de referencia importante para entender la vida de la aristocracia romana en la antigua provincia Bética. Desde su descubrimiento, el yacimiento ha revelado una riqueza arquitectónica y decorativa que rivaliza con otros grandes hallazgos de la península. Situada en un entorno rural, la villa combina elementos de una lujosa casa señorial con espacios dedicados a actividades agrícolas, lo que refleja el estatus social de sus propietarios.
Hoy en día, gracias a los esfuerzos conjuntos de investigadores, arqueólogos y el Ayuntamiento de Salar, el yacimiento está abierto al público y ofrece una ventana al Imperio Romano. A continuación, exploramos este destino imprescindible para los amantes de la historia y la arqueología.
El descubrimiento de la Villa Romana de Salar se produjo en 2004 durante los trabajos de construcción de una planta de tratamiento de aguas residuales. Fue entonces cuando las excavadoras toparon con restos arqueológicos que obligaron a detener las obras de inmediato. Aunque las máquinas causaron daños irreparables en algunos sectores, la rápida intervención de las autoridades permitió rescatar un importante conjunto arquitectónico.
En 2006, se llevó a cabo la primera excavación arqueológica formal, que confirmó la importancia de la villa. Desde entonces, los trabajos de investigación han desvelado mosaicos, esculturas y estructuras, y el yacimiento se ha convertido en uno de los más valiosos de Andalucía. Hasta la fecha, se han excavado 424 metros cuadrados de la villa, incluidos 139 metros cuadrados de intrincados mosaicos.
Una ubicación estratégica
La Villa Romana de Salar data de los primeros años del siglo I d.C. y estuvo habitada hasta la primera mitad del siglo VI. Su ubicación no fue accidental: estaba situada cerca de una de las principales rutas de comunicación de la provincia Bética, lo que facilitaba el acceso a los mercados y la exportación de productos agrícolas. La provincia Bética fue una de las regiones más prósperas del Imperio Romano. Su producción de trigo, aceite y vino, la triada mediterránea, fue fundamental para el comercio y la economía del imperio. La villa combinaba actividades agrícolas con un estilo de vida aristocrático marcado por el lujo y la ostentación, reflejando tanto el auge económico de la provincia como el poder económico y social de sus propietarios.
Declive y abandono
En torno al siglo V, la villa experimentó un proceso de decadencia. Fue abandonada por sus propietarios aristocráticos, y algunas de sus estancias fueron ocupadas por familias campesinas. Este proceso de pauperización culminó con un incendio a mediados del siglo VI, lo que marcó el fin de la ocupación de la villa.
A pesar de que solo se ha excavado el 10 % de la villa, los elementos descubiertos permiten apreciar su diseño y funcionalidad. Las áreas descubiertas corresponden a la pars urbana, la zona residencial de la villa.
El corazón de la villa era un gran peristilo, un patio central rodeado de columnas, que funcionaba como eje organizador del espacio. Este patio contaba con un jardín interior y, probablemente, una fuente monumental.
Los pasillos que rodean el peristilo permitían el acceso a diversas estancias, y su decoración es notable por los mosaicos:
El diseño hidráulico de la villa también es notable. Un canal perimetral, construido con opus signinum, recorre la base interior de los muros que rodean el peristilo. El opus signinum es un tipo de mosaico duradero y económico, hecho de mortero y cal mezclados con fragmentos de cerámica, donde las teselas rojizas se incrustan en la mezcla para crear patrones geométricos sencillos. Este canal recogía el agua de lluvia que caía de los tejados de los pasillos circundantes, llevándola hacia lo que se presume es un depósito subterráneo situado debajo de la fuente monumental.
El triclinium, o comedor principal, es una de las salas más impresionantes de la villa. Con una superficie de casi 70 metros cuadrados, esta sala estaba destinada a banquetes y reuniones sociales de alto nivel. Su pavimento está decorado con mosaicos polícromos de motivos vegetales y geométricos, mientras que sus paredes estaban revestidas con mármol y opus sectile, reflejando el lujo del lugar.
Una de las estancias más curiosas es la sala abovedada, cuya cubierta curva está elaborada con hiladas de tubi fittili, una técnica rara en la península ibérica. Aunque su función original no se ha determinado con certeza, la calidad de su diseño sugiere que era un espacio importante dentro de la villa.
El nymphaeum, una fuente o santuario dedicado a las ninfas, es otro de los elementos emblemáticos de la villa. En este espacio se encontraron tres esculturas excepcionales:
Estas obras, además de su valor artístico, reflejan la conexión de la villa con el simbolismo y la espiritualidad de la época.
La técnica de elaboración mosaicos es antigua, con orígenes que se remontan a las culturas mesopotámica y egipcia. Sin embargo, fue en Grecia y, más tarde, en Roma, donde esta técnica evolucionó hacia una forma de expresión artística sofisticada, simbólica y duradera. En la época romana, los mosaicos se usaban ampliamente tanto para fines funcionales como decorativos en villas, edificios públicos y baños. En la Villa Romana de Salar, los mosaicos incluyen una variedad de estilos, como el opus tessellatum, que utiliza pequeñas teselas cuadradas para crear patrones e imágenes detalladas, y el opus signinum, un método más sencillo que involucra fragmentos de cerámica incrustados en mortero, a menudo usado para diseños geométricos.
Ejemplos clave en la villa incluyen un mosaico en el pasillo occidental que representa una escena de caza enmarcada por motivos vegetales. Las escenas de caza eran comunes en el arte romano, simbolizando el poder y el control. El mosaico central de la sala principal presenta una mezcla de patrones geométricos y elementos figurativos, lo que resalta la riqueza y sofisticación cultural del dueño de la villa. Los mosaicos de la villa se distinguen por el uso de mármoles locales en varios colores, lo que les otorga un estilo único y regional.
La Villa Romana de Salar ha sido objeto de importantes trabajos de conservación para preservar sus mosaicos para las generaciones futuras. Esto incluye una limpieza cuidadosa de las teselas, la reposición de piezas faltantes y la reparación de las superficies dañadas.
La Villa Romana de Salar está abierta al público gracias a un programa de visitas guiadas.
La visita comienza en el yacimiento arqueológico, donde los visitantes pueden admirar las diferentes espacios excavados y sus mosaicos. Los guías ofrecen explicaciones detalladas sobre las técnicas de construcción utilizadas por los romanos y los retos del proceso de excavación.
A continuación, los visitantes se dirigen al Centro de Interpretación, donde podrán ver los restos recuperados del yacimiento, maquetas y paneles informativos que proporcionan el contexto histórico y cultural de la villa y su funcionamiento.
Las reservas se pueden hacer en el sitio web oficial or by phone (675 967 432)
Excursión Semi-Privada con transporte desde Granada: incluye transporte, una visita guiada al Centro de Interpretación y al yacimiento arqueológico de la villa, y un paseo guiado por el encantador pueblo de Salar. Disponible de miércoles a sábado a las 11:00 a.m. Duración: 5 horas. Idioma: Español.
Cómo llegar: Desde la A-92, toma la salida 197 hacia Salar, con señalización clara del yacimiento. La villa dispone de amplio aparcamiento.
Accesibilidad: La villa está adaptada para personas con movilidad reducida.