La necrópolis fenicia de Puente de Noy es un testimonio único de la antigua historia de Almuñécar. Este importante yacimiento arqueológico, uno de los tres más relevantes de la región junto con las necrópolis de Laurita y Cerro Velilla, refleja el desarrollo de la colonia fenicia de Sexi a lo largo de los siglos. Con una amplia variedad de tipos de enterramientos y ajuares funerarios, y abarcando un rango cronológico desde el siglo VII a.C. hasta el siglo I d.C., la necrópolis ofrece valiosas perspectivas sobre las costumbres de la época, reflejando la relación entre la ciudad de los vivos y la ciudad de los muertos.
Los fenicios, un pueblo originario del Cercano Oriente, eran conocidos en la antigüedad por su pericia como navegantes, comerciantes y colonizadores. En el siglo VIII a.C., llegaron a las costas de la península ibérica y fundaron la colonia de Sexi, conocida hoy como Almuñécar. Este enclave mediterráneo, estratégicamente ubicado, se convirtio en un próspero centro comercial, especialmente en la producción de salazones de pescado. Su influencia moldeó profundamente la cultura local, dejando un legado que aún perdura, con sitios como la necrópolis de Puente de Noy destacándose como ejemplos notables.
Situada en una colina al oeste del Río Seco, junto al Instituto de Educación Secundaria Antigua Sexi, la necrópolis de Puente de Noy es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Almuñécar. Desde su descubrimiento en 1979, se han excavado más de 200 tumbas que contenían ajuares funerarios, joyas y diversos ofrendas, consolidando la relevancia histórica y arqueológica de este sitio en la región.
El cementerio estuvo en uso continuo desde el siglo VII a.C. hasta el siglo I d.C., ya en el período romano. Es testimonio de la evolución de las costumbres funerarias, reflejando tanto las tradiciones fenicias como su adaptación durante la era romana.
En Puente de Noy, las prácticas funerarias fenicias reflejaban un profundo vínculo espiritual con sus creencias. Su práctica de la inhumación consistía en colocar los cuerpos en tumbas rectangulares excavadas en la roca. Los difuntos se adornaban con joyas y se rodeaban de ajuares que incluían alimentos, cáscaras de huevo de avestruz y otros objetos simbólicos. También se realizaban ceremonias que incluían sacrificios, libaciones e invocaciones de deidades egipcias como Horus y Hathor. Estos rituales evidencian el intercambio cultural entre los fenicios y otras civilizaciones mediterráneas.
A pesar de su valor histórico, la necrópolis de Puente de Noy necesita una mejor conservación. El lugar carece de servicios e infraestructuras adecuadas para los visitantes. Sin embargo, para los amantes de la historia y la arqueología, sigue siendo una visita obligada, ya que ofrece una ventana al período fenicio-púnico de Almuñécar y a su papel como puente entre Oriente y Occidente en la antigüedad.
Algunas de las colecciones de Puente de Noy se encuentran actualmente en exhibición en el Museo de la Cueva de los Siete Palacios.
La necrópolis de Puente de Noy está situada en una colina al oeste del Río Seco, junto al Instituto de Educación Secundaria Antigua Sexi en Almuñécar. Se puede acceder en coche desde el centro de la ciudad, conduciendo hacia el oeste por la calle Puerta de Granada, en dirección al instituto. También es posible llegar a pie, siguiendo un recorrido panorámico tanto hacia el pueblo como hacia su entorno rural. Aunque la zona no ofrece muchas comodidades para los visitantes, una visita a este importante yacimiento arqueológico vale totalmente la pena.